La persona humilde ha
completado el circulo de la vuelta a la inocencia de la infancia. Está
asombrada y ve misterios por todas partes. Recoge piedrecitas y
conchas en la playa y se alegra tanto como si hubiera encontrado
diamantes, esmeraldas y rubíes.
No intentes mantenerte erguido, recuerda siempre tu
capacidad de inclinarte. No seas un luchador…ahí reside la clave.
Acepta la vida, entrégate a ella y no podrá destruirte ni nadie podrá
derrotarte. Si intentas salir victorioso puedes ser derrotado. Si
intentas mantenerte erguido, te obligaran a doblarte.
Si
quieres ser rey, conviértete en mendigo, es una sutil paradoja: cuando
lo abandonas todo, de repente te convierte en el amo de todo. Un avaro
no posee nada, no puede poseer nada, porque vive apegado, sus posesiones
son mayores que él mismo, más que su propia vida. Es poseído por sus
propias posesiones, no es el señor de su propia casa, es solamente un
mendigo, pero sí puede engañar a los ciegos.
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